La Arquidiócesis de México acusó que existe "autoritarismo e intolerancia que rayan en la falta de respeto y la vulgaridad con que se manejan", por lo que dijo que este tipo de actitudes no son "un buen augurio para futuras responsabilidades públicas de quienes hoy ejercen la autoridad en la Ciudad de México".
De esta forma la Iglesia Católica rompió la tregua decembrina con el Gobierno capitalino, encabezado por Marcelo Ebrard Casaubón. En el editorial del Semanario Desde la Fé, los jerarcas católicos señalaron que en el Distrito Federal se vive una persecución ideológica en contra de quienes, con base en sus principios religiosos y valores, se oponen a "leyes inmorales e injustas".
Bajo el nombre de "La verdadera libertad religiosa" la jerarquía católica reivindicó el papel que juega en el ámbito político, al señalar que ésta "es la contribución ética más importante".
"No se le debería marginar ni prohibir, sino considerarla una aportación sólida para la promoción del bien común", señala.
El documento explica que el 2010 se caracterizó por el crecimiento de la hostilidad hacia las expresiones religiosas, y que al igual que en ciertos países donde la persecución ha sido sutil por tratarse sólo de la anulación ideológica a quienes buscan orientar la vida en los valores religiosos, en la Ciudad de México sucede lo mismo con sus autoridades.
El pretexto, agrega, es la defensa del estado laico "cuando en realidad se trata de la dictadura del laicismo sobre una gran parte de la población que vive con principios religiosos".
Acusa que algunas autoridades y miembros de la asamblea legislativa "han desatado una verdadera persecución ideológica" al hacer del laicismo una religión única e intolerante "realizando ritos laicos contra las verdaderas religiones. Se ha llegado, incluso, al colmo de pretender callar y amenazar mediante demandas ante los tribunales y la Suprema Corte de Justicia de la Nación a quienes expresen sus desacuerdos por el sólo hecho de ser sacerdotes católicos y tener convicciones inspiradas en los principios cristianos".
La Iglesia Católica aseguró que la verdadera libertad religiosa compromete a creyentes y no creyentes, a valorar los diferentes puntos de vista, sin lo cual no es posible una auténtica democracia respetuosa del pluralismo.
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